Estamos ante un momento bueno para la adquisición de un vehículo de tipo comercial. El buen momento económico que vivimos en estos últimos años ayuda especialmente a ello. Tanto las furgonetas como los furgones son las más usadas por pymes y autónomos, puesto que el formato es de mayor practicidad de cara a la movilidad por las zonas urbanas. Hablamos de que son vehículos que se destinan al transporte de mercancía que tienen el resto de carrocería y cuenta con una masa máxima autorizada de hasta 3.500 kg.
Generalmente, para adaptarse de la mejor manera a las necesidades de uso y carga, hay tres tipos de modelos dependiendo del tamaño:
Rentabilidad de la inversión
En este sentido, no debemos valorar el precio de venta, como el propio coste del uso, donde entran, el precio inicial, el gasto por consumo y los costes de mantenimiento. Conviene no olvidar que hay fórmulas para reducir el esfuerzo inversor.
Modelo de acceso: cuando se comienza en el negocio, lo mejor es optar por los modelos más básicos. Si el precio es ajustado, podrá amortizarse más velozmente.
Multiuso: el mercado español tiene como principales objetos de ventas a los combis con asientos movibles, los cuales hacen posibles que pymes y autónomos puedan utilizarlos de manera mixta. En horario profesional para su labor y para asuntos personales en los fines de semana.
Menor consumo: buscar motores eficientes es altamente recomendable, pues además vivimos un momento en el cual las marcas aportar muchos avances que han terminado incidiendo en unos mejores consumos y emisiones de CO2. La eficiencia a nivel tecnológico incide de manera decisiva en el negocio de las pymes y autónomos, pues se ahorra combustible, imprimiendo la sostenibilidad en el desarrollo de las actividades profesionales.
¿Qué debemos valorar?
La carga útil: un motivo principal para comprar estos vehículos es la carga que tienen. Muchas veces se comete el error de pensar que necesitaremos más volumen para la carga, lo que hará que haya que elegir modelos de mayor tamaño, consumo y manejabilidad.
Volumen que se pueda ampliar: existen modelos con los que podemos plegar el asiento del copiloto para cargar objetos de gran longitud.
Accesos: dependiendo del volumen de la carga y de la sencillez del manejo, hay que valorar si vamos a necesitar doble puerta trasera batiente o un portón que abra para arriba.
Adaptaciones: aquí es fundamental la adaptación a cada uno de los negocios, pues dependiendo del sector las necesidades en cuanto a volumen y capacidad son distintos. Por todo ello, mejor poder valorar tranquilamente qué modelo es el que más va a convenirnos.
Motores: los clientes quieren que su vehículo consuma poco y tenga una buena respuesta motora.
Tracción: en este sentido, es necesario valorar la carga y las condiciones laborales. La tracción delantera tiene como problema el agarre al piso, especialmente cuando el vehículo está vacío o no tiene demasiada carga. La tracción trasera es buena para usarla con pesos mayores, especialmente con las masas remolcadas sean elevadas y se necesite una conducción más dinámica.
La seguridad: Una buena cantidad de los accidentes debemos ser conscientes de que podrían ser evitados. Todo ello podría ser realidad si los vehículos en cuestión estuvieran equipados con la tecnología en seguridad. En este campo, que duda cabe que los turismos suelen ir algo por delante en avances, pero desde Autos Virgen de Belén con su experiencia comercial en venta de vehículos creen que los avances cada vez tardan menos en llegar a este sector de vehículos. En este sentido, merece siempre informarse bien en cada uno de los modelos para ver que los equipan de serie, pues el equipamiento en seguridad nunca está de más:
ESP Control de estabilidad: lo que hace es evitar trayectorias que no se deseen, caso de los derrapes. Normalmente viene asociado a otra clase de sistemas, como la ayuda electrónica a la frenada o al control de tracción. Desde noviembre de 2014 es obligatorio en todos los vehículos nuevos.
Sistema predictivo de frenada de emergencia: lo forman una serie de sensores que se encuentran conectados con el ESP y que son los protagonistas de analizar el tráfico que precede al vehículo y se encarga de preceder al vehículo y activar los sistema para frenar en el caso de que la distancia de seguridad se haya reducido de forma peligrosa.
Sistemas de asistencia de carril: lo que hacen es detectar las marcas de carril delante del vehículo y que puede ayudar a evitar posibles salidas involuntarias. Lo que hace es advertir a los conductores en el caso de que haya vehículos con ángulo muerto.