De la radio tipo walkie al navegador con comunicador integrado

Recientemente monté en un coche con HUD, una tecnología que se lleva utilizando en los aviones de combate, bombarderos y multiuso, desde hace décadas y que permite a los pilotos tener toda la información de vuelo sin tener que desviar los ojos del cielo. En los coches no hay cielo, pero no desviar los ojos de la carretera visualizando datos como la velocidad es algo que realmente importa por su seguridad.

Durante la historia del automóvil la seguridad ha sido una máxima que se ha ido imponiendo progresivamente. De hecho, la obligación de llevar puestos los cinturones de seguridad no fue impuesta hasta 1975. Y también los crash test que todo coche debe de pasar, no siempre tuvieron los mismos puntos de control.

Los vehículos tienden a incorporar tecnología para ser más eficientes y seguros, pero hay otros elementos que se diseñan exclusivamente para generar confort. Los asientos calefactables, climatizadores, revestimientos en piel alcántara, luces led interiores y muchos extras (que aumentan considerablemente el precio de los vehículos) son elementos que no aportan un extra de seguridad pero si confort.

Cuando vas a comprarte un coche nuevo, una vez que estás en el concesionario, el comercial de turno te dirá que a pesar de que los extras solo añaden confort, ir a gusto en el coche es la clave para hacer kilómetros. Esta frase no deja de tener cierta razón, ya que todavía recuerdo los asientos de tortura del primer coche que tuvo mi padre hace años.

En el artículo de hoy vamos a hablar de un elemento que viene incluido en todos los coches, y por el que en principio no se paga por el a no ser que se quiera modificar. Hablamos de la radio, que lleva con nosotros más de cien años, y que es una pieza fundamental en los coches desde hace décadas.

La historia de la radio

Aunque se trata de un invento que nació a finales del siglo XIX, la historia de la radio en el coche se inició en 1922, George Frost desarrolló un prototipo de radiorreceptor compacto que podía ser manipulado usando únicamente dos botones giratorios. El invento de Frost se colocó en un Ford Model T, el coche más popular del planeta por aquel entonces, y está considerado el primer vehículo de la historia en equipar una autorradio, aunque en realidad este nuevo extra tardaría aún bastantes años en ser incorporado masivamente en el automóvil.

Unos años después, en 1927, la empresa de Philadelphia Firma Storage Battery CO. empezó a comercializar unas radios compactas lo suficientemente pequeñas como para ser instaladas en la mayoría de los vehículos de la época y que hoy son una preciada pieza de coleccionista. Pesaban casi 20 kg y no llegaron a comercializarse con éxito. A la televisión le quedaban por entonces casi tres décadas por aparecer, así que en los años 20 y 30 la radio era el medio de comunicación de masas más moderno y el único instantáneo, así que hubo numerosos prototipos de aparatos que podían utilizarse dentro de un automóvil tanto en EEUU, como en Reino Unido y en Alemania.

El primer dispositivo receptor de radio en el coche que se comercializó con cierto éxito llegó en 1930, el Motorola 5T71 de Galván Manufacturing Corporation costaba entre 110 y 130 dólares, más o menos el mismo precio de algunos de los automóviles que se vendían por entonces. En Alemania, Blaupunkt llegó a un acuerdo con la marca Studebaker para ofrecer una radio instalada de serie en sus modelos más exclusivos, cuya potencia excedía de 10 CV. Todavía eran dispositivos bastante primitivos y complejos, ya que usaban tubos de vacío y varios transformadores del tamaño de una cantimplora.

En 1963, Delco Remy, Ford y Motorola presentaron los primeros aparatos capaces de recibir AM/FM y en 1966 Philips lanzó la primera radio de coche capaz de reproducir casetes con lectura por las dos caras. El habitáculo comenzaba a convertirse en lo más parecido a una sala de estar. El mayor avance de la radio en el automóvil durante los años 70 fueron los radio-casetes extraíbles, puedes ver la foto de uno de ellos un poco más abajo. Desde finales de los 80, la electrónica comenzó a ayudar a los conductores de los coches de lujo a sintonizar mucho mejor sus emisoras y, además, llegaron los reproductores de CD que introdujeron el sonido digital en el automóvil.