La pasión por las motos tiene su reflejo estético. Chaquetas de cuero, abalorios metálicos y, cómo no, una joyería identificativa. Más que una afición, la estética de un motero, o motera, transmite una filosofía de vida. Estas son las joyas más usadas por los motoristas.
La moto es un símbolo de libertad y también es un elemento gregario, de pertenencia a un grupo. A los motoristas les gusta hacer rutas colectivas o quedar en una concentración con otros compañeros. Los motoristas expresan su enfoque sobre la vida, con su estética e indumentaria, cuidando para ello hasta el último detalle.
Hasta la Segunda Guerra Mundial, la motocicleta era un mero medio de transporte. La película «The Wild One» (Salvaje) protagonizada por Marlon Brando en 1953, introduce la estética y la filosofía motera en la cultura popular.
Marlon Brando encarna en esta película a Johnny, el líder de una banda de moteros que llega a un pequeño pueblo de California armando un gran revuelo. Son jóvenes que visten de cuero negro y que viven, prácticamente, encima de la moto. Tiempo después, otra pandilla de motoristas, encabezadas por Lee Marving pretenden expulsar a Johnny y su pandilla del pueblo. Abriendo, de esta manera, una confrontación entre ellos.
En los años 50, un notorio grupo de jóvenes militares que lucharon en la Segunda Guerra Mundial regresan a Estados Unidos sin poder encajar en la sociedad. Se organizan en pandillas y se dedican a recorrer el país de punta a punta. Es el origen de los grupos moteros. Coinciden en el tiempo con otro fenómeno social que cambiará la cultura del planeta, el nacimiento del Rock & Roll.
La película “Salvaje” de Marlon Brando se hace para intentar criminalizar a estos jóvenes inadaptados. El efecto que genera en la población es el contario. Jóvenes de todo el mundo se quedan fascinados por el espíritu rebelde y libre que transmite el personaje de Brando. Y por su estética rompedora. Brando siembra la semilla de un movimiento cultural y vital a escala mundial. Después llegarán otras películas y series míticas. Como “Easy Rider” en 1969 o “The song of anarchy” en el 2008. A lo largo de todo este tiempo, estas son las joyas preferidas por los motoristas.
Anillos.
A los motoristas les gusta llevar anillos llamativos y voluminosos. Con el sello o el frontal decorado en relieve. Estos anillos pueden tener diferentes motivos. Los más populares son los de calaveras, que reflejan su espíritu aguerrido y la dureza de la conducción sobre la moto. Un vehículo cuyo chasis es el cuerpo del conductor, y donde, con sus desplazamientos, el motorista se está jugando su integridad física y hasta su vida.
Otro de los motivos habituales son las cruces representadas en el sello del anillo. No es que los motoristas sean una comunidad especialmente religiosa, pero la cruz es un elemento que simboliza protección.
Otros anillos pueden venir decorados con emblemas de Harley-Davidson o de otra marca de motocicletas como “Indian”, con números o letras en el sello, que pueden indicar la pertenencia a un club motorista, o con diseños de influencia gótica o de simbología celta. Estos últimos se suelen coger por su vistosidad, aunque si te encuentras con algún motorista que lo lleve, no te sorprenda que haya investigado su significado e historia.
Los anillos de motorista son ante todo resistentes. Están fabricados en plata o acero y suelen tener un tamaño mayor que los anillos corrientes.
Collares y colgantes.
Los collares de metal, tipo cadena, están presentes en la cultura motera desde sus orígenes en los años 50. Como hemos dicho antes, muchos de estos primeros motoristas procedían del ejército. Al regresar a su país conservaron en su cuello las chapas identificativas que llevaban en la guerra. Aquellas chapas en las que estaba grabado su nombre y la compañía a la que pertenecían.
Debido al alto nivel de siniestralidad entre los motoristas, las cadenas de acero y las chapas identificativas se hicieron populares. En este caso, se grababa en ellas el nombre del usuario y un número de teléfono. Por si en el caso de que sufrieran un accidente, se pudieran llamar a la familia.
Además de las chapas identificativas encontramos colgantes de distinto tipo, como calaveras, dragones, murciélagos, símbolos celtas. La costumbre de llevar un colgante pendiendo del collar también procede de los años 50. Muchos de estos motoristas originarios solían llevar consigo condecoraciones y medallas que indicaban su paso por el ejército. Había casos en que los lucían como trofeos. Por ejemplo, había motoristas que portaban cruces gamadas en el cuello, no porque se identificaran con esa ideología, sino como recuerdo de que habían luchado contra los nazis.
En la actualidad, los collares de acero o de plata, conviven con otros de cuero trenzado, eso sí, con el broche rematado en plata o platino. Se optó por este material porque requiere menos cuidado en su limpieza o conservación. La plata, al entrar en contacto con el sudor, tiende a ennegrecerse. Para mantenerla brillante necesitas limpiarla con frecuencia, algo que no sucede con los cordones de cuero.
Pulseras.
Las pulseras de piel son otro ornamento o joya habitual entre los motoristas. Su origen es posterior, procede de finales de los años 60.
En aquella época, muchos hippies subsistían haciendo artesanía que vendían en puestos callejeros. Uno de sus artículos más habituales eran las pulseras de piel o de tela trenzada. Los mercadillos hippies, de hecho, han sobrevivido hasta nuestros días. Los motoristas, que continuaban recorriendo Estados unidos o Europa en los años 60, solían comprar estas pulseras como recuerdo de que estuvieron en tal o cual ciudad.
Dentro de las pulseras, los motoristas preferían las de cuero. Mucho más duraderas que las de tela.
Como nos dicen nuestros amigos de Serrano Joyeros, una cadena de joyerías que llevan activos desde 1943, las joyas de cuero trenzado con cierre de plata se han convertido en tendencia para el público juvenil masculino. Un abalorio utilizado por los moteros y que actualmente se ha vuelto universal.
Pendientes.
Los pendientes de aro son otra de las joyas más usadas por los motoristas. Aros grandes en las mujeres y más pequeños para los hombres.
Como bien nos recuerda el periódico La Voz de Galicia, los aros colgados en las orejas proceden de la tradición marinera. Desde que Magallanes y Juan Sebastián El Cano dieran la vuelta al mundo en el siglo XVI, el Cabo de Hornos, al sur de Chile, se convirtió en el paso más utilizado para acceder al océano Pacífico desde el Atlántico. Se trata de uno de los pasos marítimos más peligrosos del planeta. Los marineros que lograban cruzarlo se colocaban un aro en la oreja. Primero, como recuerdo de su hazaña y, en segundo lugar, con un sentido supersticioso. Como si el pendiente les fuera a proteger de las catástrofes sufridas en alta mar.
Con el tiempo, el pendiente en la oreja se extendió a otras rutas peligrosas. Como bordear el Cabo de Buena Esperanza, en el extremo sur de África, o atravesar el Cabo de York, en Oceanía.
Los aros tenían un significado, no se colocaban al azar. Un aro en la oreja izquierda indicaba que se había pasado el Cabo de Hornos, un aro en la oreja derecha, que se había superado el Cabo de Buena Esperanza. Dos aros en la oreja izquierda y uno en la derecha, que se había dado la vuelta al mundo. Un aro pequeño conmemoraba el primer cruce de la línea del Ecuador.
Algunos marineros, cuando hallaban el cuerpo de un compañero muerto, les quitaban los pendientes, se los entregaban a la familia o se los ponían ellos mismos. Para hacer que la hazaña del marinero difunto no callera en el olvido.
Por la peligrosidad de la conducción sobre la motocicleta, muchos motoristas adoptaron la tradición marinera de los pendientes de aro. Simbolizando con ello algunas hazañas como determinadas rutas en moto por Europa.
Carteras con cadena.
Aunque no podemos decir que sea una joya propiamente dicha, un complemento que utilizan mucho los motoristas son las cadenas que se ajustan en un extremo a la billetera o las llaves, y en el otro extremo lleva un mosquetón que se suele enganchar a la trabilla del pantalón.
La razón de este complemento es lógica. La conducción encima de una moto implica tal movilidad, que el motorista no se puede arriesgar a perder las llaves o la cartera en cualquier movimiento que hace con el cuerpo.
Estas cadenas suelen estar fabricadas en acero inoxidable. En el caso de las billeteras, el último eslabón de la cadena se cierra sobre un ojete metálico que perfora una de las hojas de la cartera. Para las llaves, simplemente la anilla del llavero se cierra sobre el eslabón.
Estas cadenas son lo suficientemente holgadas como para permitir el uso del objeto que sujetan. Así, por ejemplo, la cartera se suele llevar en el bolsillo trasero del pantalón. La cadena ha de posibilitar que el motorista la saque y la pueda llevar a la altura del pecho para poder pagar o sacar un documento.
La joyería para motoristas tiene su utilidad.