Olor a Coche

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No vosotros pero mi pasión por la automoción ha llegado hasta un punto en el que mi nariz reconoce el olor a taller y a piezas de recambio y lo que es aún más peligroso o, al menos, menos agradable, me encanta oler a taller.

Lo vengo notando desde hace varios meses en los que, por problemas con el coche de mi novia y con mi moto, he hecho más visitas al taller que en los últimos tres años juntos y resulta que conforme me acerco y empiezo a notar el aroma de “eu de mecaniqué” mis sentidos se despiertan y esnifo el aire como si estuviera oliendo mi bizcocho favorito cuando era niño lo que llega a preocuparme.

Es como cuando llegas  a una gasolinera y, aun sabiendo que no es nada sano, olemos el aroma de la gasolina y pensamos: “qué bien huele”. Lo curioso de esto es que no huele bien, pero huele diferente y hay algunas personas, no yo solo, a las que nos gusta ese olor a gasolina pero no somos pirómanos ni tenemos tendencias extrañas ni nada parecido así que no sabría muy bien explicar el por qué nos ocurre esto.

Además, he empezado a pensar que mi nariz es prodigiosa porque hay un olor en concreto que relaciono sin poder evitar con la automoción y es un olor a cítrico que he notado en más de un taller diferente. Tras mucho investigar y preguntar he averiguado su origen y es que resulta que la empresa Deterin tiene una gama de productos detergentes industriales para el sector de la automoción que usan mucho en los talleres mecánicos y yo he relacionado el olor de esos productos con los coches en sí. Al final voy a acabar comprando esos detergentes para limpiar en mi casa porque me despiertan una serie de sensaciones que a veces añoro cuando hace tiempo que no huelo.

Y es que esto de los olores es muy curioso porque a raíz de todo esto he estado leyendo cosas sobre el tema y el hecho de que un olor concreto te evoque un recuerdo o una situación o a una persona es más normal de lo que pensamos. Resulta que todo esto se debe a la memoria olfativa.

La memoria olfativa funciona por asociación. Las personas tenemos algo llamado bulbo olfatorio que es una estructura encargada de procesar la información enviada por los receptores de olores provocando así una memoria muy emocional. De este modo un aroma puede evocarnos situaciones o emociones, así como también generar una sensación positiva o negativa. Además, he averiguado que no es coincidencia que en tiendas y restaurantes utilicen aromas parecidos porque intentan ejercer influencia en sus clientes a través de los olores.

A grandes rasgos lo que ocurre es que nuestros receptores de olores captan un estímulo olfativo y envían una señal a nuestro cerebro que recibe la información y la distribuye y entonces, cuando volvemos a oler ese mismo aroma, recordamos la situación en la que lo olimos por primera vez.