Equípate para conducir

Todavía nos quedan bastantes días para disfrutar del verano, más cuando las temperaturas se mantienen elevadas y el calor no nos da ninguna tregua. Algo que mientras a algunos les echa para atrás a la hora de salir de casa y prefieren quedarse en su piso con el aire acondicionado, a otros nos anima a dedicarnos a una de nuestras grandes aficiones, el automovilismo. Hoy vamos a hablaros de cómo equiparos para disfrutar al máximo de la experiencia al volante, ya que no podemos ir de cualquier manera. Por ejemplo, el calzado es básico y no es caro prepararnos. En la web Liquistocks además hay deportivas a muy precio que salen de la liquidación de stocks y se venden nuevas pero más baratas que en tienda.

Pues bien, como decíamos, en el coche no se puede ir de cualquier manera aunque algunos lo crean así. A los que nos gusta conducir, como decía aquel anuncio de una marca alemana de vehículos que se puso tan de moda hacer unos años, nos apetece disfrutar de ese momento a lo grande y no ir preocupado por si algo nos hace sentir incómodos, y eso suele ser, especialmente en los coches que no son automáticos, el calzado.

Lo primero que tenemos que decir es que, además de aquello que nos hace la conducción más cómoda, tenemos que pensar que hay determinadas cosas que la normativa no permite, como es el caso de las chanclas. Según el artículo 17.1 del Reglamento General de Circulación, “los conductores deberán estar en todo momento en condiciones de controlar sus vehículos”. Y el  18.1 añade que “el conductor de un vehículo está obligado a mantener su propia libertad de movimientos”. Esto quiere decir que pese a no mencionar las chanclas por ningún lado, estas podrían impedir la libertad de movimientos del conductor y este podría no estar en condiciones de controlar su vehículo. Y lo mismo ocurriría con el hecho de  ir descalzo o con tacones. Se trata de un tipo de calzada que podría provocar que el conductor perdiese el control del coche por los pedales si el calzado se descoloca. Así como se disminuye la superficie de apoyo y el agarre. El hecho de que no venga recogido el tipo de calzado como tal en el reglamento es de sentido común, ya que podríamos rellenar folios y folios con una lista interminables de artículos, de forma que se le deja a la consideración de los agentes.

Pues bien, sabiendo qué es aquello que no podemos llevar en los pies a la hora de conducir, tenemos que pensar en lo mejor para calzarnos, y esas son las deportivas en forma de bota. Ya que nos resultan cómodas pero también agarran el pie de buena manera. No hace falta que vayan con la vestimenta que nos pongamos en ese momento, porque en el coche cabe de todo y las podemos tener en el maletero para cuando las vayamos a usar.

¿Y qué pasa con las manos? Las manos son también esa otra parte del cuerpo, además de los ojos y de los pies, que más usamos a la hora de conducir. Y mucha gente es la que se decanta por llevar guantes. En esto influye mucho el revestimiento que le ponemos al volante de nuestro vehículo. La gente normalmente no suele darse cuenta de la importancia de este extra que conocemos los amantes de los coches. Y es que si lo cubrimos de piel resbalará mucho menos al tacto y también parece que notaremos menos el calor si lo dejamos al sol un día de mucho calor. Es más, normalmente los volantes que no están revestidos en este sentido parece que con el calor se deshacen al tacto y llegan a ensuciarnos las manos.

Las gafas de sol, importantes a la hora de conducir

Muchas veces cuando vamos a la óptica a comprarnos unas gafas de sol nos decantamos por aquellas que más van con nuestro estilo, las que nos hacen vernos bien delante del espejo o aquellas con las que estamos más cómodas, pero aquí lo más importante de todo es el tipo de cristales que llevan estas gafas. Como muchos sabréis, hay diferentes grados dentro del oscurecimiento de este tipo de gafas, y a la hora de conducir, en función de si lo vamos a hacer en horas del día con mucho sol, debemos tender hacia las más oscuras para proteger bien nuestra vista. Será lo único que haya entre el sol y nuestros ojos.